Jaraicejo y Abundio García
Román
Miguel Parmantie
El 14 de diciembre del 2006, se
inauguró el Centenario del nacimiento en Jaraicejo (Cáceres) del Siervo de
Dios, cuatro días después del cierre de la fase inaugural del proceso diocesano
de su canonización.
El 16 del mismo mes, con la
presencia de un gran número de paisanos, familiares, amigos, afiliados y
militantes de las Hermandades de España y América, se celebró en el pueblo
natal del Siervo de Dios una Eucaristía de homenaje y recuerdo de su Bautismo
en la Iglesia el día 19 de diciembre 1906.
A continuación se realizó en
Jaraicejo la celebración del Consejo Nacional de las Hermandades del Trabajo de
España
Durante sus primeros seis años
de vida Jaraicejo y su gente formaron a Don Abundio de manera imborrable. El nos lo recuerda en este breve extracto de
una alocución dirigida a sus paisanos en los años cincuenta, parte de la cual
reproducimos en EL LEGADO en octubre del 2005. Al mismo tiempo este texto nos
ofrece un testimonio poco común de su vida profunda de bautizado.
“Un saludo
para vosotros que sois mis paisanos. En
él os mando toda la nobleza que cabe en un afecto sincero y toda la emoción que
alberga un pecho agradecido. Siempre, os
recordé. Vivisteis conmigo en grata
compañía a pesar de largas distancias. Y
en mi corazón de sacerdote tuvisteis también un lugar escogido, pequeño altar
donde a Dios rogaba por vosotros.”
“Otro saludo a
ti, tierra mía, suelo que meciste mi cuna, aire, agua y sol que recreasteis mi
infancia, hermosos horizontes que clavados en mi memoria, alegrasteis mi vida
penosa a veces con el sabor de la dicha propia y casera. Yo os saludo.”
“Y a ti,
Iglesia bendita, joya inestimable de arte sagrado, página gloriosa de un pueblo
grande en la fe, diadema esplendorosa de mis antepasados; tú dices los que
fueron y dirás los que de ti han de salir.
Eres grande y ciclópea, robusta y austera, valiente y atrevida en tu
bóveda gigante que recoges con mano delicada el rumor incesante de oraciones.
Aquí recé yo por vez primera lo que en la escuela me enseñaron. Ese fue el sagrario ante el cual me
arrodillaba, donde Dios habita Sacramentado. Ésa, la Virgen guardiana de mi
niñez, madre cariñosa en mi vida toda, Patrona vuestra y mía...”
“Existe la
Providencia de Dios y dentro del dogma católico como cuestión
incontrovertible. En esa Providencia se
estrella el malvado y se consuela el creyente.
Dios lo ordena todo, nuestras alegrías y nuestras lágrimas porque Dios
lo ha creado todo.”
“No paganicéis
tristemente la vida, arrancando de vuestros sentimientos esa noble aspiración a
lo infinito, que conforte en la aflicción y refrena y sostiene en el placer.”
“La Virgen,
medianera universal de todas las gracias, canal por donde se derraman los
beneficios de Dios, es otro factor imprescindible en nuestra vida.”
“Yo,
por eso he vivido colgado de esos dos grandes destinos y movido al soplo suave
de sus divinas inspiraciones. Dios y la Santísima Virgen lo han sido todo para
mí, todo. Y soy feliz, mi alma se siente rebosada y mi corazón en apretado
cúmulo de sentimientos placenteros.”
“Y
no creáis que no haya sufrido. Es imbécil imaginar una vida sin
sufrimientos. Pero en mi dolor no
desespero, en mi gozo no me embriago.
Este placer vengo a comunicaros para que aprendamos todos a conducirnos
gozosamente en la vida, sendero áspero que es preciso allanar con una fe grande
y una confianza en Dios, ilimitada”
Diciembre, 2006